Estrés Agudo
Los síntomas traumáticos no son provocados por el hecho en sí mismo. Surgen cuando la energía residual de la experiencia no es descargada del cuerpo. Esta energía permanece atrapada en el sistema nervioso, donde puede causar estragos en nuestros cuerpos y mentes.
Peter Levine
Biofísico Médico y Psicólogo
El estrés es un conjunto de reacciones corporales ante un desafío o situación de peligro que abruma la capacidad de integración de nuestro sistema nervioso autónomo.
El estrés aparece cuando la presión percibida es mayor que los recursos disponibles para hacer frente a esa amenaza.
Nuestro sistema nervioso se activa para hacer frente a las situaciones que amenazan nuestra propia vida o la de los demás. Si esta emergencia se alarga en el tiempo o se cronifica nuestro sistema nervioso puede quedarse anclado en la respuesta que fue adecuada inicialmente o entrar en un estado de colapso. Ninguna de estas respuestas son funcionales cunado la amenaza comienza a remitir.
Un aumento en la intensidad del estrés provoca un incremento en la cantidad e intensidad de la sintomatología, ya que el trauma es acumulable.
Detectar el estrés en sus primeras fases ayudará tu sistema nervioso a que vuelva a una nueva normalidad y a evitar consecuencias en tu organismo.
Lo que hace que el estrés agudo se convierta en trauma es la rapidez y la intensidad del evento vivido.
En el caso del covid-19, ha impactado en nuestra vida de una forma rápida, abrumadora e imprevisible; ha desmantelado muchas rutinas diarias que nos ayudaban a sostener nuestro bienestar.
La situación de confinamiento provocada por esta alerta sanitaria ha obstaculizado enormemente la accesibilidad a muchos de nuestros recursos personales (medio ambiente, deporte, trabajo, amigos…). Esta contexto ha dificultado la interacción cara a cara que es una demanda de nuestros sistema nervioso, de tal manera que el "otro" que era nuestro recurso de seguridad se ha convertido en un peligro potencial.
Componentes que organizan nuestra experiencia
Nuestra experiencia se organiza con la interrelación de estos componentes:
Nuestra experiencia subjetiva siempre tiene una parte corporal, de la misma forma que todas las sensaciones físicas tienen una parte mental.
Las emociones se comunican con expresiones faciales y posturas corporales. Los pensamientos y las emociones van acompañados de cambios en la tensión muscular, de manera que para cambiar determinadas pautas automatizadas tenemos que cambiar las trayectorias somáticas que conectan sensaciones, pensamientos, recuerdos y acciones. De esta forma la primera tarea del terapeuta es observar y ocuparse de estos cambios somáticos.
Van der Kolk
2015
Dependiendo de nuestras vivencias personales, cada uno de nosotros vamos a percibir mejor algunos de estos elementos, incluso llegando a omitir algunos de los otros; lo que hace que nuestra lectura de la realidad sea única.
Posibles respuestas funcionales del cuerpo ante el estrés agudo:
Emocionales
- Ansiedad
- Impotencia
- Frustración
- Miedo
- Culpa
- Irritabilidad
- Tristeza
- Anestesia emocional
Conductuales
- Hiperactivación
- Aislamiento
- Evitación de situaciones, de personas o conflictos
- Verborrea
- Llanto incontrolado
- Dificultad para el autocuidado y descansar
- Dificultad para desconectarse del trabajo
Cognitivas
- Confusión o pensamientos contradictorios
- Dificultades de concentración, para pensar de forma clara o tomar decisiones
- Dificultad de memoria
- Pensamientos obsesivos y dudas
- Pesadillas
- Imágenes intrusivas
- Fatiga por compasión
- Negación
- Sensación de irrealidad
Somáticas
- Dificultades respiratorias: presión en el pecho, hiperventilación…
- Sudoración excesiva
- Sequedad en la boca
- Temblores
- Cefaleas
- Mareos
- Molestias gastrointestinales
- Contracturas musculares
- Taquicardias
- Parestesias
- Agotamiento físico
- Insomnio
- Alteraciones del apetito
Detección de traumatización y Recomendación de tratamiento
Cuestionario
Ha experimentado lo siguiente al menos dos veces en la última semana:
- Pensamientos o recuerdos perturbadores sobre el evento que se te ocurrieron en contra tu voluntad
- Sueños inquietantes sobre el evento.
- Actuar o sentir como si el evento volviera a ocurrir.
- Sentirse molesto por los recordatorios del evento.
- Reacciones corporales cuando se recuerda el evento.
- Dificultad para conciliar el sueño o quedarse dormido.
- Irritabilidad o arrebatos de ira.
- Dificultad para concentrarse.
- Mayor conciencia de los peligros potenciales para usted y los demás.
- Estar nervioso o asustado por algo inesperado.
Responder sí a más de seis preguntas indica la necesidad de una evaluación adicional.